En todos los  países hay peregrinaciones a lugares sagrados: Los hinduistas a Varanasi (India), los musulmanes a la Meca, los católicos a Roma, a Jerusalén, los budistas a Bodgaya (India)…
¿Tienen sentido estas peregrinaciones?
¿Ayudan a nivel espiritual estos caminos que terminan en distintos lugares sagrados?

lago.galilea.maria.b.meirino
María B. Meiriño y E. López, en el Lago de Galilea
Si visitas un lugar donde han vivido maestros, las vibraciones allí existentes incrementan tu progreso espiritual.
Ese es  el valor de las peregrinaciones a lugares sagrados. En ellos se siente una gran inspiración y unión con Dios.
Recuerdo el viaje a Lourdes, la gruta donde se apareció la Madre de Jesús a la jovencita Bernadette, allí se puede sentir la fuerza de la oración de los enfermos y cómo esas plegarias suben hasta el cielo donde son escuchadas.
O en San Giovanni Rotondo donde trabajó y se conserva el cuerpo del Padre Pío, en Puebla donde está el Beato Sebastián de Aparicio, o en Nevers donde descansa Bernadette, cientos de lugares impregnados de vibraciones y magnetismo de personas que pasaron por allí.
Pero esa energía es mucho más fuerte en lugares que son realmente especiales. Es el  caso de la visita a Tierra Santa, la tierra donde vivió el Maestro más importante de Occidente, Jesús. Ahí se encarnó, ahí creció, caminó, anunció el Reino de Dios, ahí hizo los milagros, murió y resucitó mostrando un nuevo camino para conocer a Dios.
En Jerusalén todavía puedes encontrarte con sus vibraciones divinas. Y si tuvieras el don de percibirlas te darías cuenta de que son tan potentes como cuando él estuvo presente físicamente.
Quienes posean la sintonía adecuada cuando visiten Tierra Santa sentirán esa presencia de Jesús.
Pero primero es preciso meditar y prepararse.
Es probable que nunca puedas ir físicamente pero sí puedes ir con la mente, con la meditación y respirar las vibraciones místicas de ese lugar sagrado. No harás la peregrinación con el cuerpo, pero sí lo puedes hacer con la mente.
***
Ejercicio:
Lee algún pasaje del Evangelio que te resulte atractivo. Puede ser el pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas.
Haz los ejercicios propios de toda meditación: relajación, respiración, postura adecuada.
Luego con la mente viaja a Jerusalén, imagina esa tierra, los distintos lugares y luego párate en el Lago de Galilea.
Presta atención a la escena: tú estás en la orilla y ves a Jesús caminando sobre las aguas. Observa la barca en la que están tus discípulos…
Mira a Jesús y háblale como si lo tuvieras  delante. Hazte presente en la escena y sé un protagonista más de ella. Habla con Jesús, habla con los apóstoles, siente el agua en tus pies, tócala con tus manos…,dile a Jesús que te enseñe a caminar por encima de las emociones, del agua que te diga cómo…., deja hablar a tu corazón….
Termina tu meditación dando gracias a Dios por esa peregrinación espiritual que has hecho a un lugar sagrado, el lago de Galilea, en Tierra Santa.
Hasta la próxima semana. Paz y Bien.
***
Autora de libros y guía para meditación.
Mail: maria.benetti.meirino@gmail.com
***

***

Gracias por su visita

Para volver a la página de inicio haga clik en la siguiente flecha:

imagesCARKE0MB

Un comentario

Responder a Lucio Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *